Las medidas anunciadas la semana pasada por el Presidente Biden para proteger a las personas trabajadoras del calor extremo -incluidas la intensificación de la represión de las infracciones contra la seguridad frente al calor y el aumento de las inspecciones en las industrias de alto riesgo- son un modesto paso en la dirección correcta.
Trágicamente, las personas trabajadoras están enfermando y muriendo a causa del calor extremo provocado por el cambio climático. No es momento para medidas modestas. El Presidente, el Congreso, la OSHA federal y los(as) funcionarios(as) estatales y locales deben tomar medidas audaces, ahora, para reducir el riesgo y salvar vidas.
Debemos proseguir urgentemente la descarbonización de nuestra economía, con una transición justa totalmente financiada que garantice la seguridad del empleo y de los ingresos de los(as) trabajadores(as) afectados. Pero las personas trabajadoras no pueden esperar mientras se desarrolla este proceso y no somos impotentes para actuar ante las temperaturas de tres dígitos que están rompiendo los termómetros en todo el planeta. Los golpes de calor y las enfermedades causadas por el calor, como otros riesgos laborales, se pueden prevenir.